Con la alegría de sabernos acompañados por excelentes personas, podemos informar con orgullo que nuestros amigos del G.R.I.C.C
Grupo de Radioaficionados Ing. Cesar Cipolletti
han de participar del 3º Encuentro Radial Anual de Parques Nacionales, poniendo al aire uno de los lugares emblemáticos de la Patagonia.
Estos hermanos de la vida, saldrán el primer fin de semana de noviembre, desde el
Area Natural Protegida Provincial "Río Limay"
Pablo Chidiak LU2VCS, en representación del grupo, no cabía en sus ropas cuando nos comunicó tal decisión, por lo que estimamos que el resto de los hermanos allá, están en las mismas condiciones.
Gracias G.R.I.C.C por confiar en el proyecto, por acompañarnos y obviamente, por se parte de esta nueva gesta en noviembre. Seguimos estando en deuda con vosotros.
Aquí algo de información para conocer el lugar y claro, quienes serán de la partida.
Nómina de Operadores de la Expedición al Río Limay
Roberto Antedoro - LU8VA
Rubén Monteciono - LU6VM
Daniel Toth - LU5YBR
Juán Alegría - LU9VJA
Hugo Ianelli - LU9YCB
Pablo Chidiak - LU2VCS
Para más datos, los amigos han de utilizar la
Señal Distintiva Especial
LT2V
Río Limay
El área natural protegida
que desarrollamos, se encuentra en el sudoeste de la provincia de Río Negro, y
comprende el valle del Río Limay desde su naciente en el lago Nahuel
Huapi hasta confluir con el río Traful. La localidad más próxima es Villa
Llanquín, ubicada dentro del área y a pocos kilómetros está San Carlos de
Bariloche.
El paisaje muestra muy vistosas formas en sus estribaciones, bosques de cipreses de la cordillera y el caudaloso cauce del río circulando en medio de este paraje de ensueño. El conocido “Valle Encantado” está en el ámbito de este paisaje protegido.
Fue creado en 1996 mediante la sanción de la Ley Nº 2946 y dicha implementación tuvo por finalidad preservar el paisaje y conservar los ecosistema que se forma el río Limay en este espacio de 50.000 hectáreas.
El paisaje muestra muy vistosas formas en sus estribaciones, bosques de cipreses de la cordillera y el caudaloso cauce del río circulando en medio de este paraje de ensueño. El conocido “Valle Encantado” está en el ámbito de este paisaje protegido.
Fue creado en 1996 mediante la sanción de la Ley Nº 2946 y dicha implementación tuvo por finalidad preservar el paisaje y conservar los ecosistema que se forma el río Limay en este espacio de 50.000 hectáreas.
Categoría
Paisaje protegido, conforme
a lo estipulado por la Ley Nº 2669.
Ubicación
El área natural protegida
Río Limay se encuentra en el sudoeste de la provincia de Río Negro y comprende
el valle del mencionado río desde su naciente en el lago Nahuel Huapi hasta confluir
con el río Traful. La localidad más próxima es Villa Llanquín, ubicada dentro
del área y a pocos kilómetros está San Carlos de Bariloche.
Las coordenadas geográficas son: 40º 40’ Lat. S y 41º 05’ Long. O
Las coordenadas geográficas son: 40º 40’ Lat. S y 41º 05’ Long. O
Superficie
La unidad de conservación
tratada posee aproximadamente 50.000 hectáreas. Los objetivos de creación
de la reserva natural fueron proteger un sector del ecosistema fluvial
del río Limay, amparar el paisaje de la zona, con énfasis en la zona conocida
como Valle Encantado.
Fecha e instrumento
legal de creación
La Ley Provincial Nº 2.946,
sancionada el 28 de diciembre de 1995 y promulgada por el Decreto Nº 50
del 9 de enero de 1996, da por establecida el área natural protegida que
analizamos.
Relieve
En el oeste rionegrino se
desarrolla la Cordillera de los Andes, donde la altitud de los cerros es
inferior a la de la cordillera central, siendo la máxima altura del territorio
rionegrino el Cerro Tronador de 3.554 m.s.n.m. Hacia el este la altura decrece
hasta formarse un relieve mesetiforme, interrumpido por depresiones denominadas
bajos, que culmina en la costa marítima con altos acantilados.
La cadena de los Andes está separada de la zona mesetaria por una serie de sierras bajas, algunas formadas simultáneamente con el plegamiento andino y otras más antiguas llamadas sierras de los Patagónides. Ninguno de los dos bloques se suceden sin interrupción, sino que ambos forman bloques aislados separados por depresiones ocupadas por valles fluviales y por extensos lagos.
El área prospectada está constituida por el valle del río Limay enmarcado por zonas escarpadas con elevaciones de baja altura.
Las cumbres de los cerros que se elevan en forma paralela al curso del Limay hacia el este definen, con sus alturas de entre 1.000 y 1.600 m.s.n.m., el límite oriental de la reserva natural (Chebez, 2005).
En el área abundan las rocas tobáceas de edad terciaria, que por la acción erosiva muestran relieves de curiosas formas, concediéndole al paisaje un atractivo destacable, como ocurre en el denominado valle Encantado. Los numerosos meandros que forma el cauce del Limay contribuyen a crear zonas de destacada belleza, como la denominada “El Anfiteatro”.
La cadena de los Andes está separada de la zona mesetaria por una serie de sierras bajas, algunas formadas simultáneamente con el plegamiento andino y otras más antiguas llamadas sierras de los Patagónides. Ninguno de los dos bloques se suceden sin interrupción, sino que ambos forman bloques aislados separados por depresiones ocupadas por valles fluviales y por extensos lagos.
El área prospectada está constituida por el valle del río Limay enmarcado por zonas escarpadas con elevaciones de baja altura.
Las cumbres de los cerros que se elevan en forma paralela al curso del Limay hacia el este definen, con sus alturas de entre 1.000 y 1.600 m.s.n.m., el límite oriental de la reserva natural (Chebez, 2005).
En el área abundan las rocas tobáceas de edad terciaria, que por la acción erosiva muestran relieves de curiosas formas, concediéndole al paisaje un atractivo destacable, como ocurre en el denominado valle Encantado. Los numerosos meandros que forma el cauce del Limay contribuyen a crear zonas de destacada belleza, como la denominada “El Anfiteatro”.
Hidrografía
La red hidrográfica de la
provincia de Río Negro está compuesta por dos ríos principales: el Colorado que
es el límite norte de la provincia y la separa de La Pampa, y el río
Negro que corre en forma más o menos paralela un poco más al sur que el primero.
Ambos vierten sus aguas en el Atlántico y se nutren del deshielo de los Andes,
lugar de sus nacientes. Su sentido de circulación es noroeste a
sudeste. Al atravesar la zona mesetaria pierden parte de su caudal por
evaporación, sin recibir afluentes de importancia en su recorrido.
El río Limay, que da
lugar a la creación del área protegida prospectada, es un afluente del
Lago Nahuel Huapi, en el que se inicia a una altura de 764 m.s.n.m. y corre en
un valle muy encajonado con bardas altas.
Su cuenca es la más compleja expresión hidrológica del sistema, con numerosos lagos, algunos de notable extensión y profundidad, que se encadenan con los numerosos afluentes del área montañosa, entregando sus excedentes al colector principal. Desde el Lago Aluminé por el norte, hasta el lago Nahuel Huapi por el sur, es decir entre los 30º 40’ S y los 41º 30’ S, se presentan en la ladera oriental de la Cordillera de los Andes Patagónicos numerosas cuencas lacustres de extensión variable; todas ellas ocupan depresiones de origen glaciario (GAEA, 1975).
El Limay corre en dirección general noreste, dentro de un valle sumamente encajonado, de amplitud variable pero con bordes casi siempre muy empinados y forma numerosos rápidos. En su curso superior genera el valle Encantado, zona de gran atracción turística, donde la acción eólica e hídrica ha dado a las rocas formas caprichosas de singular belleza. Es el más caudaloso de los ríos que aportan aguas al río Negro, estimándose que contribuye con casi el 70% de su caudal (Chiozza y Figueira, 1982).
Datos de la sección entre Confluencia y su entrada en el río Negro, indican que el Limay es un río oligotrófico, de agua poco mineralizada y prácticamente sin vegetación sumergida o arraigada (Menni, 2004).
Su cuenca es la más compleja expresión hidrológica del sistema, con numerosos lagos, algunos de notable extensión y profundidad, que se encadenan con los numerosos afluentes del área montañosa, entregando sus excedentes al colector principal. Desde el Lago Aluminé por el norte, hasta el lago Nahuel Huapi por el sur, es decir entre los 30º 40’ S y los 41º 30’ S, se presentan en la ladera oriental de la Cordillera de los Andes Patagónicos numerosas cuencas lacustres de extensión variable; todas ellas ocupan depresiones de origen glaciario (GAEA, 1975).
El Limay corre en dirección general noreste, dentro de un valle sumamente encajonado, de amplitud variable pero con bordes casi siempre muy empinados y forma numerosos rápidos. En su curso superior genera el valle Encantado, zona de gran atracción turística, donde la acción eólica e hídrica ha dado a las rocas formas caprichosas de singular belleza. Es el más caudaloso de los ríos que aportan aguas al río Negro, estimándose que contribuye con casi el 70% de su caudal (Chiozza y Figueira, 1982).
Datos de la sección entre Confluencia y su entrada en el río Negro, indican que el Limay es un río oligotrófico, de agua poco mineralizada y prácticamente sin vegetación sumergida o arraigada (Menni, 2004).
Desde la provincia del
Neuquén el Limay recibe las aguas del río Collón Curá y del Traful, desde
la de Río Negro, recibe aguas de varios cursos pequeños, siendo los mayores el
Pichí Leufú y el Comallo- colectores de los derrames de una zona
precordillerana con precipitaciones abundantes- . Aguas debajo de la
confluencia del Comallo, el Limay no recibe desde río Negro sino algunos
pequeños arroyos temporarios. A unos 110 km de su naciente forma el Embalse
Alicurá y aguas bajo, aproximadamente cerca de la población
neuquina de Picún Leufú, el Limay se transforma en otro lago artificial, el
Embalse Ezeqiel Ramos Mexía, formado por cerramiento del río El Chocón
(Chiozza y Figueira, op. cit.). Aguas debajo de la represa el Limay
prácticamente desaparece y fluye como un río de llanura hasta unirse con el
Neuquén.
Clima
La provincia de Río Negro se
encuentra en una posición donde se da la transición entre el clima frío de gran
parte de la Patagonia y templado al norte del río Colorado. Las precipitaciones
pasan de muy abundantes en la zona cordillerana a muy escasas en la región de
la meseta patagónica. . La gradiente de precipitaciones queda bien de
manifiesto con los siguientes registros: en la Isla Victoria precipitan casi
1.700 mm. de lluvia al año, en el Aeródromo Bariloche, sólo 35 kilómetros al
este, se registran menos de 800 mm. y en la localidad de Maquinchao, unos 220
kilómetros hacia el este apenas llegan a caer aproximadamente 200 mm. al
año. También se produce en su territorio la transición de la zona con
mayores lluvias estivales - en el norte – y la de mayor pluviosidad durante los
meses de abril a agosto como sucede en sectores patagónicos. Las
precipitaciones nivales son comunes en toda la provincia durante el invierno, a
excepción del margen de la costa donde este fenómeno es ocasional. Las
temperaturas medias de enero, exceptuando la parte de la cordillera, oscilan
entre los 20 y 24 °C y en la zona andina esa cifra se sitúa en los
15° C , dependiendo de la altura.
Los fuertes vientos que caracterizan a toda la Patagonia, no son excepción en Río Negro. Este agente metereológico es responsable, en buena medida, de la aridez, por favorecer notoriamente la evaporación en lugares de escasas precipitaciones y también otorga característica peculiares a la flora que crece con adaptaciones para resistir el embate del viento que predominantemente sopla del oeste, sudoeste y noroeste. La mayor cantidad de días nublados se da en la zona cordillerana con un porcentaje que ronda entre el 50 y 60 % de las jornadas, disminuyendo a un 40 % en la costa marítima. En el centro de la provincia es aún mayor el porcentaje de días soleados que en la costa.
Los fuertes vientos que caracterizan a toda la Patagonia, no son excepción en Río Negro. Este agente metereológico es responsable, en buena medida, de la aridez, por favorecer notoriamente la evaporación en lugares de escasas precipitaciones y también otorga característica peculiares a la flora que crece con adaptaciones para resistir el embate del viento que predominantemente sopla del oeste, sudoeste y noroeste. La mayor cantidad de días nublados se da en la zona cordillerana con un porcentaje que ronda entre el 50 y 60 % de las jornadas, disminuyendo a un 40 % en la costa marítima. En el centro de la provincia es aún mayor el porcentaje de días soleados que en la costa.
Flora
El área protegida que se
analiza está situada en la Eco-región Bosques Patagónicos con transición
hacia lo que se denomina la Eco-región de la Estepa Patagónica, según la
clasificación de Burkart, et al (1999).
Cuando se presentan espacios con bosques predomina el ciprés de la cordillera o ciprés de los Andes (Austrocedrus chilensis), árbol que alcanza entre 20 y 25 metros de altura con su copa de forma piramidal y un diámetros de 1,5 centímetros en su tronco, y, en los sectores más bajos o húmedos se observan grupos de maitenes (Maytenus boaria), árbol muy conspicuo en los bosques andinos y característico por sus frutos que presenta dos semillas de color rojo intenso; también se ve al chacay (Chacaya trinervi) y muchas otras especies de porte arbustivo y herbáceo, destacándose por su abundancia la cortaderas (Cortaderia sp.), el neneo (Mulinum spinosus) y coirones de los géneros Festuca y Stipa.
En partes de valle están presentes muchas formaciones de especies exóticas, destacándose por su abundancia lo álamos (Populus sp.) y sauces (Salix sp.), mayormente utilizados para marcar el límite entre los distintos potreros. Las forestaciones de especies exóticas son principalmente de pino oregón (Pseudotsuya menziessii) y del pino ponderosa (Pinus ponderos).
Cuando se presentan espacios con bosques predomina el ciprés de la cordillera o ciprés de los Andes (Austrocedrus chilensis), árbol que alcanza entre 20 y 25 metros de altura con su copa de forma piramidal y un diámetros de 1,5 centímetros en su tronco, y, en los sectores más bajos o húmedos se observan grupos de maitenes (Maytenus boaria), árbol muy conspicuo en los bosques andinos y característico por sus frutos que presenta dos semillas de color rojo intenso; también se ve al chacay (Chacaya trinervi) y muchas otras especies de porte arbustivo y herbáceo, destacándose por su abundancia la cortaderas (Cortaderia sp.), el neneo (Mulinum spinosus) y coirones de los géneros Festuca y Stipa.
En partes de valle están presentes muchas formaciones de especies exóticas, destacándose por su abundancia lo álamos (Populus sp.) y sauces (Salix sp.), mayormente utilizados para marcar el límite entre los distintos potreros. Las forestaciones de especies exóticas son principalmente de pino oregón (Pseudotsuya menziessii) y del pino ponderosa (Pinus ponderos).
Fauna
La ictiofauna de este
importante río patagónico que da nombre al área protegida que analizamos, tiene
un alto componente de especies exóticas, tal como ocurre con todos los
humedales de la región andino-patagónica. En el caso del Limay de destacan las
poblaciones de la trucha arco iris (Oncorhynchus mykiss); la
trucha de arroyo (Salvalinus fontinales), el salmón encerrado
del Atlántico (Salmo salar sebazo), que ingresaría desde el
lago Traful (Menni, 2004) y la trucha marrón (Salmo trutta). De
las especies autóctonas cabe nombrar al pejerrey patagónico (Odontesthes
hatcheri), el puyén (Galaxias maculatus), la truchas criollas o
percas de boca grande y de boca chica (Percichthys trucha y
P. calhuapiensis), el puyén grande (Galaxias platei) y
hay referencias de la presencia de las peladillas (Aplochilton
taeniatus y Aplochilton zebra)(Menni, op. cit.).
Los anfibios de la región no
presentan variedad significativa de especies: están citadas 4 especies de
sapos del género Bufo, numerosas ranas de géneros como Alsodes,
Atelognathus (dos especies de este género revisten grado de amenaza),
varias del género Eusophus, entre otras.
Entre los reptiles se destacan por su variedad las lagartijas del género Liolaemus (27 están mencionadas en un trabajo de Laclan, 1997), muchas de las cuales serían endémicas de la Argentina y otras de la región patagónica. También presenta algo más de una decena de especies la Familia Colubridae.
Entre los reptiles se destacan por su variedad las lagartijas del género Liolaemus (27 están mencionadas en un trabajo de Laclan, 1997), muchas de las cuales serían endémicas de la Argentina y otras de la región patagónica. También presenta algo más de una decena de especies la Familia Colubridae.
Las aves, como suele ocurrir
mayormente en casi todas las áreas protegidas, es el grupo vertebrado que
muestra más especies. En esta Área las aves acuáticas son abundantes por
tratarse justamente de la cuenca de un río el objeto de amparo. Se ven varias
especies de anátidos como el pato de anteojos (Anas specularis), el
pato maicero (Anas georgica), pato overo (Anas sibillatrix);
la gallareta chica (Fulica leucoptera), el macá plateado (Podiceps
occipitalis), la garza blanca (Cosmerodius alba), la
garza bueyera (Bubulcus ibis), la garza bruja (Nycticorax
nycticorax), entre otras. Es destacable el frecuente avistaje del
cóndor (Vultur gryphus), con categoría de amenaza Próximo a
Vulnerable (Bird Life, 2004) del choique (Pterocnemia pennata), con
el mismo estatus del cóndor. También son muchas las especies de passeriformes
que se observan en el área protegida prospectada.
Del grupo mamíferos cabe señalar que se listaron el guanaco (Lama guanicoe), considerado Potencialmente Vulnerable (Barquez, et al, 2006); el chinchillón (Lagidium viscacia), con estatus que lo califica Vulnerable (Barquez, op. cit.) y que se dispersa por gran parte del cordón cordillerano hasta Chubut, no más al sur; el zorro colorado (Pseudalopex culpaeus), muy perseguido en toda la región patagónica por atacar ovinos, y también con grado de amenaza que lo señala como Vulnerable; el zorro gris chico (Pseudalopex griseus), considerado con rango de amenaza Preocupación menor; el puma (Puma concolor) - Potencialmente Vulnerable- es el mayor predador de la región; el gato montés común (Oncifelis geoffroyi), también con estatus de Potencialmente Vulnerable ; el hurón menor (Galictis cuja), que habita todo el territorio argentino hasta los 4.200 metros de altura y como muy probable se puede indicar la presencia del huroncito (Lyncodon patagonicus), el más pequeño de los mustélidos de Sudamérica.
Entre las especies exóticas se encuentra la liebre europea (Lepus europaeus), el ciervo colorado (Cervus elaphus), el jabalí (Sus scrofa) y el visón (Mustela vison).
Del grupo mamíferos cabe señalar que se listaron el guanaco (Lama guanicoe), considerado Potencialmente Vulnerable (Barquez, et al, 2006); el chinchillón (Lagidium viscacia), con estatus que lo califica Vulnerable (Barquez, op. cit.) y que se dispersa por gran parte del cordón cordillerano hasta Chubut, no más al sur; el zorro colorado (Pseudalopex culpaeus), muy perseguido en toda la región patagónica por atacar ovinos, y también con grado de amenaza que lo señala como Vulnerable; el zorro gris chico (Pseudalopex griseus), considerado con rango de amenaza Preocupación menor; el puma (Puma concolor) - Potencialmente Vulnerable- es el mayor predador de la región; el gato montés común (Oncifelis geoffroyi), también con estatus de Potencialmente Vulnerable ; el hurón menor (Galictis cuja), que habita todo el territorio argentino hasta los 4.200 metros de altura y como muy probable se puede indicar la presencia del huroncito (Lyncodon patagonicus), el más pequeño de los mustélidos de Sudamérica.
Entre las especies exóticas se encuentra la liebre europea (Lepus europaeus), el ciervo colorado (Cervus elaphus), el jabalí (Sus scrofa) y el visón (Mustela vison).
Recursos
culturales
Existen en el área protegida
prospectada cuevas con petroglifos y pictografías, como las del arroyo Chacay,
con registros en algunos sitios de 8.000 años de antigüedad y, en superficie
vemos picaderos y chuenques (Chebez, 2005). Habría también en el área
yacimientos paleontológicos.
Una relación de los habitantes originarios de una región, es abordar un importante panorama sobre su cultura.
Una relación de los habitantes originarios de una región, es abordar un importante panorama sobre su cultura.
Los primitivos habitantes
del territorio que hoy ocupa la provincia de Río Negro fueron los
puelches-guénaken o también llamados patagones del norte.
Los primeros datos fidedignos sobre estos habitantes los tenemos gracias al relato del gran naturalista francés Alcides D’Orbigny, que estando en Carmen de Patagones, en el año 1830, entró en contacto con estas poblaciones y le dijeron llamarse puelches, palabra que en lengua araucana significa “hombres del este” – respecto al otro lado de los Andes-. Luego, el Perito Moreno nos dice que los habitantes de esas latitudes se llamaban a si mismos guénekan, de ahí que para distinguirlos de otros grupos patagónicos se los llama con ambas denominaciones (Canals Frau, 1986).
Respecto a estos pueblos que ocupaban la parte septentrional de la patagonia tenían una economía basada esencialmente en la caza, como las de las otras culturas que habitaron la región. La vivienda es el toldo, tan generalizado entre las tribus pampas, siendo diferentes en su formato, dado que algunos eran cuadrangulares, cupuliniformes o piramidales. Según testimonios de Sánchez Labrador, en el siglo XVIII ya se veía el uso de cuero de caballo en las tolderías. Referencias de distintas épocas coinciden en que se pintaban el cuerpo y la cara y que a semejanza de los patagones del sur o chónik su vestimenta estaba compuesta por una manta cuadrangular hecha con cuero de guanaco, y por debajo de él, los hombres el taparrabo y las mujeres el delantalcito que llegaba hasta las rodillas (Serrano, 2000). Algunas referencias históricas dicen que las tribus del actual territorio de Río Negro conocían la alfarería. Tomaron de los araucanos la costumbre de fumar y hacían una bebida fermentada, pero supuestamente no conocían sustancias narcotizantes. La mayoría de los autores coincide en afirmar que los guénaken eran de gran estatura. D’Orbigny que los estudia con criterios más científicos dice que los varones tenían una estatura media de 1,70 metros y las mujeres de 1,62. Un cambio significativo se produjo con la introducción del caballo por los españoles, ya que este animal se utilizó para la caza adoptaron las boleadores como elemento para ese fin y diversas formas de vida cambiaron a partir de ese momento.
Es un hecho conocido que los pueblos patagónicos y de más al norte aún, recibieron una gran influencia de habitantes que vivían al oeste de la cordillera. Estos eran los araucanos – llamados a si mismos mapuches- y fueron el último asentamiento indígena que se produce en territorio argentino. Provenientes de Chile, su inmigración ha sido relativamente reciente y ha ocasionado grandes cambios culturales en los pueblos que habitaban las llanuras pampeanas, partes de las patagónicas (noroeste) y también un amplio sector ocupado por los Andes, teniendo, aproximadamente, como límite sur el norte de la actual provincia de Santa Cruz. Al pasar al este de los andes los araucanos abandonaron el hábito del cultivo y se dedicaron a la caza, la recolección y a la rapiña (Canals Frau, 1986). Sus armas fueron las boleadoras, una especie de honda y lanzas muy largas. La alfarería estaba poco desarrollada y las mujeres practicaban el tejido. La lengua fue la misma que se utilizaba al oste de la cordillera y es muy empleada en la toponimia de Argentina como de Chile.
Los primeros datos fidedignos sobre estos habitantes los tenemos gracias al relato del gran naturalista francés Alcides D’Orbigny, que estando en Carmen de Patagones, en el año 1830, entró en contacto con estas poblaciones y le dijeron llamarse puelches, palabra que en lengua araucana significa “hombres del este” – respecto al otro lado de los Andes-. Luego, el Perito Moreno nos dice que los habitantes de esas latitudes se llamaban a si mismos guénekan, de ahí que para distinguirlos de otros grupos patagónicos se los llama con ambas denominaciones (Canals Frau, 1986).
Respecto a estos pueblos que ocupaban la parte septentrional de la patagonia tenían una economía basada esencialmente en la caza, como las de las otras culturas que habitaron la región. La vivienda es el toldo, tan generalizado entre las tribus pampas, siendo diferentes en su formato, dado que algunos eran cuadrangulares, cupuliniformes o piramidales. Según testimonios de Sánchez Labrador, en el siglo XVIII ya se veía el uso de cuero de caballo en las tolderías. Referencias de distintas épocas coinciden en que se pintaban el cuerpo y la cara y que a semejanza de los patagones del sur o chónik su vestimenta estaba compuesta por una manta cuadrangular hecha con cuero de guanaco, y por debajo de él, los hombres el taparrabo y las mujeres el delantalcito que llegaba hasta las rodillas (Serrano, 2000). Algunas referencias históricas dicen que las tribus del actual territorio de Río Negro conocían la alfarería. Tomaron de los araucanos la costumbre de fumar y hacían una bebida fermentada, pero supuestamente no conocían sustancias narcotizantes. La mayoría de los autores coincide en afirmar que los guénaken eran de gran estatura. D’Orbigny que los estudia con criterios más científicos dice que los varones tenían una estatura media de 1,70 metros y las mujeres de 1,62. Un cambio significativo se produjo con la introducción del caballo por los españoles, ya que este animal se utilizó para la caza adoptaron las boleadores como elemento para ese fin y diversas formas de vida cambiaron a partir de ese momento.
Es un hecho conocido que los pueblos patagónicos y de más al norte aún, recibieron una gran influencia de habitantes que vivían al oeste de la cordillera. Estos eran los araucanos – llamados a si mismos mapuches- y fueron el último asentamiento indígena que se produce en territorio argentino. Provenientes de Chile, su inmigración ha sido relativamente reciente y ha ocasionado grandes cambios culturales en los pueblos que habitaban las llanuras pampeanas, partes de las patagónicas (noroeste) y también un amplio sector ocupado por los Andes, teniendo, aproximadamente, como límite sur el norte de la actual provincia de Santa Cruz. Al pasar al este de los andes los araucanos abandonaron el hábito del cultivo y se dedicaron a la caza, la recolección y a la rapiña (Canals Frau, 1986). Sus armas fueron las boleadoras, una especie de honda y lanzas muy largas. La alfarería estaba poco desarrollada y las mujeres practicaban el tejido. La lengua fue la misma que se utilizaba al oste de la cordillera y es muy empleada en la toponimia de Argentina como de Chile.
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